Es noticia
Menú
La Tasquita de Enfrente o cómo disfrutar de una buena comida
  1. Gastronomía
  2. Los Gastrogatos
Colaboradores Vanitatis

Los Gastrogatos

Por

La Tasquita de Enfrente o cómo disfrutar de una buena comida

La Tasquita de Enfrente es uno de los tres o cuatro restaurantes clásicos y de referencia en Madrid. Gato Garfield se incorpora al equipo de los Gastrogatos con una crónica sobre este restaurante

Foto: La Tasquita de Enfrente. Juanjo López
La Tasquita de Enfrente. Juanjo López

A veces, de vez en cuando, la vida nos da sorpresas. A veces, de vez en cuando, aprendemos a esquivarlas, tomamos el timóny dirigimos nuestro rumbo donde la vida, a veces, no quiere. Hoy no vamos a hablar de bullicio, ni de torbellinos creativos de sabores superpuestos, ni de artificios enfocados al brillo del cocinero por encima del sabor o el placer del paciente comensal. Hoy hablamos de evitar sorpresas.

Acudan Uds. a este reducto de sabor, de materias buscadas, testadas, comparadas y finalmente seleccionadas con un único afán, que brille la materia y que disfrute el paciente. Verán Uds. que este gato está cada vez más convencido de la paciencia del comensal y que por tanto lo denominamos paciente, pues tantas veces actúa como tal, esperando que le hagan cosas -siempre por su bien-para que al final le cobren por algo que no tiene muy claro si ha acabado de entender. Hablamos de La Tasquita de Enfrente.

No toca hoy contar que Juanjo López Bedmar se crió entre fogones sencillos, que veía cada día salir montañas de bocadillos sin más objetivo que reconfortar a quien se los llevaba, o que vivía el pase de platos bien resueltos y, sobre todo, sabrosos; ni que la vida le llevó por derroteros con corbata, y que un día se la quitó, la colgó para siempre y se enfundó la más digna chaquetilla.Hoy toca bajar esos tres escalones, ver, no sin cierta envidia, esa primera mesa que a veces, solo a veces, comparte con sus amigos. Atravesar la barra (no esperen encontrar nada sólido en ella) y sentarse en una de las pocas mesas del remodelado local en el que no hace falta buscar la mano femenina. Y ¡disfrutar!

Mucho se ha hablado, y a veces criticado por el tímido aficionado, la ausencia de carta y el consecuente desconocimiento del precio. Este gato no le pone peros. Pregunten Uds. los precios como harían en una joyería o en el concesionario de su automóvil preferido, y den pistas, que serán cazadas al vuelo, sobre el nivel de festival gastronómico que esperan. A veces preguntar si hay angulas, o becada, basta para que les hagan una comanda de auténtico homenaje y, a uno, para saber que al final la cosa no va a salir barata. Si preguntan por imprescindibles básicos, e indican que no quieren dejar de probar la ensaladilla rusa, la menestra y los callos, créanme que nunca les colarán una cigala gigante.

Lo grande de La Tasquita es que se puede optar por una comanda comedida y contenida en precio, una gran ensaladilla, ahora con sardina en aceite de añada, los boletus en dos texturas, la menestra de verduras, el cardo con alcachofas, el taco de ventresca con tomate y ajo negro, mollejas o carrillera; garantizando la calidad y la selección, además del mimo con que se trata cada uno de los productos que integra el plato.O déjense llevar por la fiesta, dense un festival, sean tentados por una gamba roja que pide repetir, no pongan peros a que la ortiguilla explote en su boca llenándola de mar, sorpréndanse con el morrillo de salmón con su sabor a caviar, tomen una raya tratada como pocas, 'preacaben' con una perdiz asada y dejen para el final una de las mejores becadas que se ofrecen en la ciudad del oso y el madroño.

Es el momento de levantar la vista y buscar el guiño de Abraham. Déjense aconsejar porque domina la bodega - denle un objetivo claro de precio y cantidad, se lo agradecerá- para pedir unos callos míticos y aprovechar el momento para que les tiente con los postres que elabora diariamente. Y, si son del tipo de glotones que nos gustan, probar los quesos de Martín Afinador.Y, por encima de todo, disfruten de su mesa y de la compañía. Habrán evitado sorpresas y se habrán centrado en un producto excelso tratado con mimo.

La Tasquita de Enfrente. C/ Ballesta, 8.Madrid.

Calificaciones

A veces, de vez en cuando, la vida nos da sorpresas. A veces, de vez en cuando, aprendemos a esquivarlas, tomamos el timóny dirigimos nuestro rumbo donde la vida, a veces, no quiere. Hoy no vamos a hablar de bullicio, ni de torbellinos creativos de sabores superpuestos, ni de artificios enfocados al brillo del cocinero por encima del sabor o el placer del paciente comensal. Hoy hablamos de evitar sorpresas.

Restaurantes de Madrid
El redactor recomienda