Borja Thyssen, el único millonario que invierte en ladrillo

La situación emocional entre Carmen Cervera y su hijo Borja ha vuelto al punto inicial de hace un año, cuando las tensiones judiciales estaban en su máximo apogeo y no había posibilidad de arreglo.

La madre interpuso una demanda contra Borja y su mujer por revelación de secretos y esa decisión fue la guinda de un encono familiar que empezó cuando el ahora matrimonio decidió casarse. La baronesa no soporta a su nuera e incluso desde su entorno han llegado a comentar que solo un divorcio haría posible el reencuentro filial.

Una decisión que el hijo no contempla porque está enamorado de Blanca, tienen dos hijos y son felicísimos. Es más, todos estos ataques lo único que hacen es afianzar a la pareja que tampoco entiende esa animadversión. Si al principio la suegra podía contemplar a la joven como una cazamillonarios, pasada una década esa acepción no tiene sentido.

Además Borja ha encontrado en los Cuesta todo el apoyo y esa unidad afectiva que no había en su casa desde que murió la abuela Cervera. Con sus hermanas adoptivas no tiene trato a pesar de que por la edad se llevarían bien con Sacha, que ya tiene tres años. Pero no es Borja el que ha puesto barreras. Hasta el padre biológico Manolo Segura comentaba la semana pasada, en la fiesta organizada por Maribel Yébenes para presentar su nuevo centro de belleza, que no tenía sentido la cerrazón de Carmen, que aún no conoce a Eric, su segundo nieto. Y por lo que aseguran los que la conocen, tampoco habrá encuentro próximo en el tiempo porque Carmen se ha cerrado en banda.

Hubo una  posibilidad de reconducir el tema tras las solitarias navidades de la baronesa, que llegó a pensar en retirar la denuncia. Los buenos propósitos acabaron con el espumillón y de nuevo la incomunicación es la tónica general. Esta vez dicen que ha sido Borja el que ha querido romper el hielo. Incluso tuvo su encuentro con su madre, a la que pidió discreción absoluta. No fue así y el hijo ha decidido  seguir con su vida. 

En primavera, los Thyssen Cuesta se instalarán en Madrid, en la mansión que han comprado en La Finca, la urbanización de los megamillonarios y futbolistas, que vienen a ser lo mismo. Están muy ilusionados con el cambio de domicilio y con la idea de organizar su vida social  con los amigos que tienen en la capital. Con muchos de ellos coinciden en Baqueira, donde estas navidades estuvieron viendo chalets y apartamentos con la idea de comprar uno. Así las cosas, Borja parece que es el único en España que invierte en ladrillo. Y lo hace con parte de la herencia que ha recibido de su madre.

Mientras tanto la baronesa continúa con su lucha particular de enfrentarse a la nuera. Hay un refrán que  dice “si no puedes con tu enemigo únete a él”. Seguramente sería mejor táctica.

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