Tinder se cuela en la oficina: una app para rollos laborales

¿Alguna vez habéis ligado u os han intentado conquistar a través de Linkedin? A mí, sí. Hace un par de años, un alto directivo me envió un mensaje para invitarme a cenar aprovechando una visita a mi ciudad. Fue entonces cuando descubrí que absolutamente cualquier red social o app, sea cual sea su objetivo, termina siendo utilizada también para calentar las sábanas. Parece que los creadores de Tinder se han dado cuenta de esto, o quizás han visto que muchos utilizan la app como un inofensivo pasatiempo -lo de pasar perfiles y hacer match es adictivo incluso si no pretendes quedar jamás con alguien- y han llevado la fórmula de la app para ligar por antonomasia a la oficina de la mano de Ripple. Esta aplicación se presentó durante la Feria de Electrónica de Consumo (CES) y lucha por modernizar la búsqueda de trabajo. En Linkedin, gran parte de los perfiles son reclutadores o incluso publicidad y spam. Por otro lado, recibimos al día numerosas solicitudes de perfiles laborales que no nos interesan lo más mínimo, por lo que los creadores de Ripple han aprendido de Tinder la magia de hablar únicamente con aquel con el que haces match.

El algoritmo de Ripple analiza los datos que has creado para dar forma al perfil -mientras que Tinder accede a tu información de Facebook, Ripple accede a Linkedin, Twitter y a Google- y lo relaciona con perfiles similares, por lo que los contactos que la app te mostrará serán aquellos relacionados con tu sector. El usuario es el que determina si habla o no con alguien haciendo 'swipe' hacia la derecha si desea entablar conversación o deslizando el dedo hacia la izquierda si no quiere hacerlo.

El problema es que estamos tan acostumbrados a Tinder y nuestro afán por ligar ha llegado a tal punto que es muy probable que muchos utilicen Ripple como una nueva app para encontrar pareja. La costumbre de utilizar Tinder puede llevar a muchos a descartar a contactos que quizás sean muy interesantes para nuestro futuro laboral, pero como tendemos a valorar el físico por encima del texto que acompaña a las imágenes -repito que Tinder tiene la culpa, por supuesto, de que hagamos esta selección basada en la apariencia-, es posible que dejemos pasar un trabajo de ensueño porque el perfil en cuestión no es 'carne de cita'. Por si fuera poco, la app cuenta con un escáner facial que consiste en acercar tu móvil al rostro de alguien o hacerle una fotografía para encontrarlo en Ripple. Y llamadme loca, pero yo no busco a mi futuro compañero de trabajo por los bares, por no hablar del hecho de que si pretendo que alguien me contrate, dudo que la mejor forma de hacerlo sea acercar el móvil a su cara o correr el riesgo de que me pille fotografiándole.

Bastante incómodo es encontrarte con compañeros de la oficina en Tinder como no saber ahora si la entrevista de trabajo que tienes el martes te va a ayudar a conseguir trabajo o si se trata en realidad de una cita encubierta. Creo que el problema radical de Linkedin es que no nació con vocación de app, sino para ser utilizado desde el ordenador y que por ello ha quedado algo obsoleta, así como el hecho de que terminas teniendo miles de contactos en tu cuenta que en realidad no te interesan lo más mínimo. Pero también creo que una app para encontrar trabajo debería priorizar cualidades que no fueran el físico para elegir a los candidatos, porque por mucho que el objetivo sea encontrar gente de tu perfil profesional, si alguna vez has utilizado Tinder, o incluso si no lo has hecho, es complicado no pasar perfiles teniendo en cuenta el físico como filtro. Aunque entiendo que como queremos que todo sea muy cuqui y muy Pinterest, manejar una aplicación en la que solo hay puestos de trabajo sobre fondos de colores puede hacer que estemos perdidos en un blog de frases inspiracionales.

Por cierto, he comenzado el texto hablando de ese directivo que me propuso cenar juntos, pero no esa no ha sido la única vez que mi Linkedin se convirtió sin yo pretenderlo en una suerte de Tinder. He tenido excitas que se han intentado poner en contacto comigo a través de solicitudes de Linkedin -y no compartía profesión con ninguno de ellos, por lo que me preocupa qué búsquedas andaban haciendo como para terminar en mi perfil laboral. Linkedin también sufre a veces del mal que Facebook e Instagram adolecen cuando das un 'swipe' a la izquierda a alguien en Tinder, que ese alguien anota tu nombre, te busca por otras redes y, sin darte cuenta, ese hombre con el que jamás tuviste un triste match te aparece en Linkedin porque te ha buscado por otros lares. Todo esto sin tener en cuenta que alguna ex de mi pareja visita de vez en cuando mi perfil sin darse cuenta de que Linkedin te dice quién ve tu cuenta.

Yo creo que la gente utiliza hoy incluso Glovo para ligar, por lo que tal vez lo más fácil sea que todos nos pongamos de acuerdo en elegir una única aplicación para encontrar pareja y así dejemos a los programadores pensar en apps que realmente puedan utilizarse para otras cosas que no impliquen acostarse con nadie. Porque hoy en día, hasta comprar una triste mesa de centro para el salón en Wallapop puede terminar en un intento de conquista, y lo que nos faltaba es que cuando consigas un trabajo nuevo, llames a tus amigas para decirles que has hecho match con el director de recursos humanos de la empresa X. O quizás ya estoy mayor, yo qué sé.

'Antimanual de autodestrucción amorosa' (ed. Aguilar) es el primer libro que publica la periodista Marita Alonso, quien se ha convertido en nuestra consultora semanal en cosas de amor, desamor, sexo y otras dichas y desdichas. Plantéale tus preguntas e intentará darles respuesta.